Un territorio plagado de tesoros ocultos y tradiciones legendarias
Comenzando por el origen de su nombre, La Siberia representa una gran incógnita para el visitante. Existen distintas versiones sobre el origen de esta designación. Por una parte, se cree que puede ser debido a la similitud de nuestro territorio con La Siberia rusa, en relación a la orografía, siendo un territorio desconocido, aislando, muy extenso, agreste y virgen. Una versión cercana también cuenta que fue el XII Duque de Osuna, embajador de Rusia, quien acuñó el término, al encontrar similitudes entre estos paisajes extremeños y los rusos.
Además de su riqueza natural, La Reserva de la Biosfera de La Siberia alberga también un inmenso patrimonio cultural, basado en un rico patrimonio artístico y arquitectónico, y que ha sabido preservar su identidad a través de sus fiestas, tradiciones y gastronomía, lo cual otorga un valor añadido a la particularidad del territorio.
Entre los monumentos más emblemáticos de la RB de La Siberia, destacan el Castillo de Puebla de Alcocer y el de Herrera del Duque. Ambos controlan todo el territorio siberiano, y tienen a Don Gutierre de Sotomator como gran artífice. También se encuentran, repartidas por los distintos pueblos, originales casas señoriales y templos religiosos, así como castros celtas, puentes históricos, pinturas rupestres, dólmenes, etc.
Dada la riqueza natural y paisajística, la visita a La Siberia se convierte de inmediato en una experiencia única, que requiere ser observada desde algún lugar privilegiado. Para ellos existen miradores paisajísticos increíbles, repartidos por todo el territorio, en los que respirar aire puro y disfrutar de excelsas panorámicas. Los castillos de Herrera del Duque y Puebla de Alcocer destacan por proporcionar algunas de las vistas más amplias y emblemáticas, siendo cómodamente accesibles en coche. Otros miradores se encuentran integrados en el recorrido de rutas senderistas, como Puerto Peña, por lo que tendrás que darte un paseo antes que alcanzar sus ansiadas vistas.
Una parada ineludible se encuentra en el Museo de la Miel, en Fuenlabrada de los Montes, o en el Museo del Gigante Extremeño, en Puebla de Alcocer. También podrás empaparte de toda nuestra cultura y tradiciones en el Museo Etnográfico de Garbayuela, así como conocer los recursos forestales y medioambientales del entorno en el Centro de Interpretación de Los Robledillos, en Helechosa de los Montes.
Tres son los caminos de peregrinación a Guadalupe que pasan por la RB de La Siberia. Por la cercanía, existe la arraigada costumbre de peregrinar a Guadalupe, ya sea caminando, a caballo o en bici, con la ilusión de llegar al Real Monasterio de Guadalupe.
Multitud de fiestas y celebraciones ancestrales se hallan en La Siberia cargadas de tradiciones y costumbres, provistas de un intenso simbolismo que alterna lo pagano y lo religioso, y todas ellas impregnadas de un profundo amor por las raíces. Son una clara representación de la identidad de estas tierras.
Destacan la festividad de Los Auroros de Garbayuela ritual prácticamente extinto en la región, conformado por los cantos religiosos proferidos por un grupo de hombres en vísperas de festividades cristianas; San Blas, que se celebra el 3 de febrero en Garbayuela una de las tradiciones más antiguas aún vigentes en Extremadura, en la que cerca de 40 mozos ejecutan una danza utilizando palos de acebuche seco a modo de espadas;
Los Diablucos, de Helechosa de los Montes, coincidiendo con el Corpus Christi que desde hace más de 500 años escenifican la lucha entre el bien y el mal; o San Antón, quienes conquistas con sus danzas las calles de Peloche cada 17 de enero ataviados con trajes tradicionales sumamente elaborados. Declaradas Bien de Interés Cultural en la categoría de Patrimonio Inmaterial.
En La Siberia se conservan multitud de historias, refranes, palabras, dichos y leyendas que han sido transmitidas de generación en generación. Muy sonada es la historia de Inés de Herrera, la niña profeta, o la de Agustín Luengo Capilla, el Gigante Extremeño, que puedes descubrir en el museo de Puebla de Alcocer. Todos los dichos y leyendas están íntimamente ligados a las labores, tradiciones y costumbres siberianas.
Además de las festividades tradicionales, en la RB de La Siberia se celebran variados eventos culturales durante todo el año. No te pierdas la Fiesta de la Jara en Flor una jornada repleta de folclore, exposiciones y actividades para todos los públicos, en la que se celebra la cohesión de los pueblos de la Comarca de La Siberia; cada año, un pueblo diferente actúa como anfitrión y ofrece a los visitantes una muestra de sus tradiciones, costumbres y gastronomía. Suele celebrarse en el mes de abril, cuando la floración de la jara se encuentra en su máximo esplendor.
Las vías pecuarias son caminos de trashumancia que unen los lugares tradicionales de pastoreo. Estos caminos han sido históricamente trascendentales para el asentamiento de población, además de ser un auténtico reservorio de biodiversidad. Debido a su carácter histórico ganadero, en La Siberia, las vías pecuarias vertebran sus tradiciones, patrimonio y cultura.
Atraviesan estas tierras la Cañada Real Leonesa Oriental y la Cañada Real Segoviana. Son zonas clave para el paso de ganado el Puente de la Mesta de Villarta de los Montes, así como Tamurejo, donde cada año se celebra la emblemática Fiesta de la Trasterminancia, normalmente durante el mes de noviembre, en función de las condiciones de los pastos y las lluvias de cada año.
La música y el baile, unidos a las danzas de las festividades y a la jota siberiana, constituyen otra seña de identidad de la RB de La Siberia. Destacan los danzaores de San Blas y los danzantes de Peloche, ambos declarados Bien de Interés Cultural (BIC). Además, son numerosos los grupos de jota siberiana que cantan y bailan en las fiestas y celebraciones, poniendo en valor el folklore de la tierra.
Se conservan también en La Siberia sabores relacionados con la artesanía, contando con gran tradición la fabricación de ‘corchuelos’ colmenas tradicionales hechas a base de corcho, cosidas con clavos de jaras, utilizados en labores apícolas y ganaderas, así como cazuelas y cuencos.