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La Garrotxa, ecoturismo entre volcanes entre el Pirineo y la Costa Brava

18 de octubre de 2017

La Garrotxa, ecoturismo entre volcanes entre el Pirineo y la Costa Brava

La comarca de la Garrotxa, situada en el noreste de la Península Ibérica, entre el Pirineo y la Costa Brava, es un territorio fértil formado por valles, ríos, campos, masías, bosques y pequeños pueblos que mantienen la esencia rural de toda la vida.

Por carretera, se encuentra a poco más de 1h de Barcelona, y a la misma distancia de la frontera francesa. Dispone de una buena red de transporte público, con líneas desde y hacia Barcelona, Girona, el Pirineo y la Costa Brava. En cuanto al ferrocarril, está a escasos 30 minutos de importantes estaciones a las que llegan trenes de alta velocidad procedentes de París y Madrid. Asimismo, está situada relativamente cerca de importantes aeropuertos como los de Barcelona – El Prat (a 1 h 30 min) y Girona – Costa Brava (a 50 min).

Cabe destacar que existe una red de más de 700 km de caminos señalizados (red de senderos Itinerànnia, también existente en el Ripollès –en la zona pirenaica- y el AltEmpordà –en la costa mediterránea-), unos 90 itinerarios pedestres señalizados, y la vía verde del Carrilet, que permite desplazarse a pie o en bicicleta desde la Costa Brava hasta la Garrotxa pasando por Girona.

En la Garrotxa se pueden observar dos tipos de paisaje totalmente diferentes. En buena parte de la mitad sur se extienden más de 40 volcanes y diversas coladas de lava que forman un paisaje suave y sin demasiados desniveles, protegido por el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa. En cambio, desde el valle del río Fluvià hacia el norte, el paisaje cambia radicalmente; se vuelve más abrupto y escarpado, con abundantes barrancos y desfiladeros, que dan paso a la Alta Garrotxa, un área declarada Espacio de Interés Natural, al igual que el Collsacabra y el macizo del Puigsacalm, ambos situados al oeste de la comarca.

Los valles de Bas, de Hostoles y de Bianya articulan buena parte de la Garrotxa, una de las comarcas más boscosas de Cataluña. Las vertientes soleadas son ocupadas por encinares. Los robledales predominan en el resto de zonas –en la de Olot puede verse alguna de roble carvallo– y los hayedos se encuentran en los sectores más húmedos.

En cuanto a la flora, sólo en el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa hay identificadas más de 1.170 especies de plantas superiores, y en el que se pueden encontrar varias plantas muy raras en el conjunto de la flora catalana.

Esta diversidad de ambientes presente en la Garrotxa propicia que la fauna de la comarca también sea muy diversa, y contenga especies de gran interés, sobretodo de invertebrados. En el Parque Natural de la Zona Volcánica de la Garrotxa se sabe que hay casi 300 especies diferentes de vertebrados, 52 de las cuales corresponden a mamíferos, 198 a pájaros, 13 a anfibios, 18 a réptiles y 11 a peces. En lo que a invertebrados se refiere, hay registradas más de 164 especies de invertebrados no artrópodos, 20 de artrópodos no insectos y más de 1.000 de insectos.

Todos estos espacios, junto a otros como el río Fluvià, forman parte de la Red Natura 2000, es una iniciativa europea para proteger los espacios naturales más singulares, diversos, raros, bien conservados, representativos, frágiles o vulnerables y que conecten con otras características similares.

La Garrotxa es una comarca altamente humanizada que convive con un rico ambiente natural. Pueblos y bosques tapizados de mil colores cobijan gran diversidad de alojamientos, restaurantes y guías acreditados con la Carta Europea de Turismo Sostenible y estrechamente vinculados con la preservación de la naturaleza, en una zona de mediterráneo de montaña media. Las precipitaciones son abundantes durante todo el año, siendo el invierno la estación más seca.  Las frecuentes lluvias generan unos veranos frescos, mientras que la influencia del Pirineo hace que los inviernos sean fríos.

Merece la pena adentrarse en este paisaje, sea a pie, en bicicleta, a caballo o en globo, sea en un volcán dormido o en las montañas más agrestes observando mariposas, oyendo animales en plena noche, descubriendo pueblos encantadores, o estando en contacto directo con la naturaleza. Y todo ello, solo o con el acompañamiento e interpretación de los guías locales que más conocen el territorio. Y es que las opciones para practicar actividades de ecoturismo solo, en familia o con amigos, son prácticamente ilimitadas.

Cabe señalar que las agencias de viaje acreditadas con la Carta Europea de Turismo Sostenible facilitan en gran medida la visita a la zona a través de las “Experiencias Garrotxa”, una serie de paquetes turísticos 100% ecoturistas, y que son, quizás, la mejor forma de descubrir esta singular tierra volcánica sin ningún tipo de preocupación.

En cuanto a los restaurantes, los hay para los amantes de la buena mesa y de los productos locales, autóctonos y tradicionales. Mientras algunos ponen al día la cocina más tradicional de la comarca a través de ideas innovadoras a través del grupo Cocina Volcánica, otros hacen propuestas más innovadoras, e incluso hay algunos que están premiados con Estrellas Michelin.

En definitiva, disfrutar del ecoturismo en la Garrotxa, una de las más zonas volcánicas más singulares y con más biodiversidad de Europa, no sólo es posible, sino que es algo único, especial e irrepetible.

Más información en: http://es.turismegarrotxa.com


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