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Ancares Lucense

Una reserva en armonía entre el ser humano y la naturaleza

La Reserva de la Biosfera Os Ancares Lucenses e Montes de Cervantes, Navia e Becerreá (en adelante, Os Ancares Lucenses) fue declarada por la UNESCO al amparo del Programa Man & Biosphere (MaB) el 27 de octubre de 2006.


Ocupa una superficie de 53.664 ha, y se sitúa en la zona oriental de la provincia de Lugo, incluyendo territorios de 3 municipios: Cervantes, Navia de Suarna y parte de Becerreá (coincide en buena parte con la Zona de Especial Conservación, ZEC, Cruzul-Agüeira). 


Otros espacios naturales que se incluyen dentro del ámbito de la Reserva de la Biosfera son la ZEC Os Ancares- Courel, la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) Ancares o la Zona de Protección del Oso Pardo. También incluye la Reserva Nacional de Caza de Ancares.

Os Ancares Lucenses tienen un gran interés desde el punto de vista ecológico, dado que en ellos se encuentra el límite entre dos regiones biogeográficas, la Eurosiberiana y la Mediterráneas. Además de los típicos bosques atlánticos, hayedos como el de A Pintinidoira y el souto de castaños de Agüeira, podemos encontrar encinares como el de Cruzul, y zonas de matorral con brezales y piornales. A los pies del souto de Agüeira, se sitúa el conocido bosque dos Grobos, donde sobresalen imponentes afloraciones de roca caliza modeladas por la humedad que dan a este lugar un ambiente casi mágico.

 

Entre los 300 m del cauce del río Navia y los 1.987 m del pico Mustallar, la intrincada red hidrográfica, la gran variedad de materiales geológicos y la diversidad de formas del relieve, algunas de origen glaciar, incrementan el valor del mosaico ecológico de la Reserva. Un paisaje sin grandes cumbres pero montañoso, con presencia de importantes bosques de roble y abedul, acompañados de avellanos, serbales, arces, tejos y acebos.

Esta variedad de hábitats existente en la Reserva alberga una abundante diversidad de flora y fauna. En cuanto a la flora, destacan especies de interés comunitario como el Narcissus pseudonarcissus subsp. nobilis. En los grupos de fauna, entre los invertebrados destaca la presencia del cangrejo de río (Austropotambius pallipes), y en comunidad de vertebrados, cabe señalar especies en grave peligro de extinción, como el oso pardo (Ursus arctos, considerado como prioritario) o el águila real (Aquila chrysaetos), que es una de las aves más amenazadas en este territorio y que goza de protección estricta a nivel europeo, estatal y autonómico.

 

Los habitantes de Os Ancares han mantenido a lo largo del tiempo un delicado equilibrio con el medio en sus actividades agrícolas, ganaderas y forestales. La baja densidad de población, el aislamiento geográfico y la complejidad orográfica han favorecido un medio natural bien conservado. Un equilibrio que está amenazado por la emigración y por el envejecimiento de la población.

 

Se deduce una extraordinaria capacidad de sus habitantes de adaptación a las rigurosidades del clima y la orografía de montaña. Así lo atestiguan elementos de arquitectura popular como las pallozas, que se consideran las viviendas más antiguas de Europa. Estas construcciones prerromanas con la misma traza que las viviendas circulares de los castros, albergaban bajo un mismo techo de paja de centeno a las personas y al ganado hasta la década de los 70.

Algunas, convertidas en museo (como la Palloza Museo Casa do Sesto en Piornedo), pueden ser visitadas hoy y son el máximo exponente de la riqueza etnológica de los Ancares Lucenses.

 

De la época prehistórica destaca el conjunto de necrópolis megalíticas, formada cada una por una o varias mámoas, hasta un total de 58, la mayoría en el municipio de Navia de Suarna. También destacan 18 grupos de petroglifos, la mayoría en el municipio de Cervantes.

 

Por otra parte, hay que resaltar el conjunto de 43 castros presentes en el territorio, que constituyen la forma de asentamiento de la población desde la Edad del Bronce hasta el final de la romanización, como el castro de Santa María de Cervantes. En cuanto a minas auríferas de la época romana, existen entre los 3 municipios de la Reserva, más de 100 identificadas.

 

Los castillos existentes dan testimonio del importante pasado medieval de la zona. Destaca el de Doiras (S. XV) en Cervantes y el de A Proba de Navia (siglo XIV).

La zona cuenta con un importante conjunto de prácticas y actividades tradicionales que poseen un elevado interés etnográfico, como el aprovechamiento de los prados seminaturales de montaña y de la castaña en los soutos (bosques de castaño), así como la producción apícola, que cuenta con unas construcciones características que protegen las colmenas del oso (cortines o albarizas).

 

Es posible citar una serie de producciones agroalimentarias artesanales de elevada calidad, entre las que destacan los quesos, los productos cárnicos, o productos obtenidos del medio forestal (miel, castañas o arándanos, entre otros).

 

La persistencia de estas actividades y producciones tradicionales es vital para el mantenimiento del patrimonio cultural y natural de la Reserva.

 

El patrimonio paisajístico, cultural y etnológico son oportunidades de desarrollo económico. Más de 30 rutas de senderismo nos permiten descubrir este territorio, como la de Tres Obispos (Tres Bispos) o la de Quindous, así como la Vía Romana XIX, antigua calzada romana.

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