El territorio del Geoparque Montañas do Courel está compuesto, de norte a sur, por los municipios de Folgoso do Courel, Quiroga y Ribas de Sil, incluidos en su totalidad en la Reserva de la Biosfera Ribeira Sacra e Serras de Oribio e Courel y buena parte dentro también de la Red Natura 2000 (ZEC Ancares ? Courel).
Estas montañas albergan tesoros naturales entre los que destaca un patrimonio geológico singular, con testimonios de océanos inmemoriales, de una cordillera de hace 300 millones de años, de un pasado glaciar, yacimientos de oro que hace 2000 años marcaron una época o cuevas que aún albergan secretos por descubrir. Todo ello en un paisaje sobrecogedor modelado por ríos que excavaron valles vertiginosos.
El encuentro entre climas atlántico y mediterráneo y la diversidad geológica y paisajística se traduce en una biodiversidad increíble, con su máxima expresión en la Devesa da Rogueira, 3 km cuadrados donde caben 20 tipos de bosque.
Pero también existen importantes microrreservas de orquídeas con especies endémicas o poco comunes, hábitats subterráneos debidos a la presencia de calizas o un mar de bosques y matorrales autóctonos en los que el oso pardo recupera su territorio.
Entre el vasto patrimonio geológico que se encuentra en este territorio, destaca la presencia del conjunto de Pliegues tumbados de la Serra do Courel, estructuras geológicas que atestiguan la colisión de dos supercontinentes hace más de 350 millones de años, dando lugar a la formación de una enorme cordillera que cruzaba Pangea de lado a lado. Su observación es posible gracias al encajamiento de los valles fluviales, que generó grandes afloramientos donde la sección de los pliegues está expuesta.
Cinco de estos afloramientos tienen la calificación de puntos de interés geológico de relevancia internacional (Global Geosites). En torno a cuatro de ellos, incluyendo el de Campodola-Leixazós, protegido por la figura de Monumento Natural, se construyó un proyecto de desarrollo local sostenible basado en el patrimonio natural y cultural que logró la declaración del territorio como Geoparque Mundial de la UNESCO en abril de 2019.
Debido a su histórico aislamiento, este territorio preserva junto a sus valores naturales un rico patrimonio cultural y etnográfico y su diversidad favorece la presencia de una gastronomía sorprendente. Destacan productos como la miel o la castaña y otros más asociados con la región mediterránea como son los vinos, incluidos en la D.O. Ribeira Sacra, y el aceite de oliva.