Un pequeño territorio con una gran historia
El Maestrazgo es un territorio marcado por su historia. Así lo reflejan sus construcciones, costumbres y diversas localizaciones, donde ha quedado la huella de sus diversos pobladores.
Dentro de la Comarca se localizan varios abrigos con pinturas rupestres, declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco al pertenecer al denominado Arco Mediterráneo. En el término municipal de Castellote se pueden encontrar varias muestras de estas pinturas, destacando el Abrigo de La Vacada con decenas de figuras y bóvidos representados en escenas de caza, así como la figura del Torico en el abrigo del Pudial, que localizado a 11 metros de altura y con sus 43 cm. de longitud, se conserva en muy buen estado.
Trasladándonos ya a la Edad Media, el Maestrazgo fue territorio de frontera con el reino musulmán, lo que propició la presencia de varias órdenes militares en la zona que erigieron castillos, torres, murallas e iglesias, que aún hoy, en diferentes grados de conservación, perduran y son visitables. Durante el renacimiento, estuvo asentada en el territorio una rica burguesía, que gracias al comercio de la lana entre otras cosas, construyeron lujosos palacetes y casas nobles, que hoy forman parte y embellecen los cascos históricos de numerosos pueblos.
La agreste orografía y el duro clima de este territorio, propició la proliferación de asentamientos aislados, masías y mases donde familias enteras vivían y trabajaban, fuera de los núcleos urbanos. Hoy en día, pueden verse varias de estas edificaciones al recorrer la Comarca, especialmente en la zona sur, algunas de ellas fortificadas, la mayoría deshabitadas, pero todavía algunas de ellas conservan la actividad, trabajando las tierras aledañas y el ganado, de la misma forma que se ha hecho durante siglos.
La construcción con piedra seca, también declarada como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, es representativa de una parte del Maestrazgo, especialmente visible en el término de La Iglesuela del Cid, con muros, abancalamientos y casetas de pastores construidas con este tipo de técnica, que se caracteriza por el apilamiento de piedras sin usar argamasa ni fijación entre las mismas. Un tipo de construcción sencilla que lleva realizándose durante siglos y ha llegado viva hasta nuestros días, siendo un elemento destacable dentro del territorio.
El aislamiento y la despoblación ha permitido que se conserven hasta nuestros días antiguas cárceles, escuelas de siglos pasados, molinos, esconjuraderos o viejos hospitales de pobres, que atesoran mobiliario e incluso ajuares enteros, y que hoy en día son visitables gracias a la colaboración de los ayuntamientos y el buen trabajo de los guías que muestran cómo era la vida en el Maestrazgo hace cientos de años.