Naturaleza en estado puro
Redes atesora un perfil agreste, magníficas cumbres, bosques mágicos, vegas infinitas; y el agua, siempre presente, vertebrando el Parque, protagonista y narrador de la historia de estas tierras y sus gentes.
Desde el nacimiento del Rio Nalón en la fuente la Nalona, en el Puerto de Tarna, escenario de importantes momentos históricos al refugio de sus altas cumbres, pasando por los pueblos, regando sus vegas y decidiendo sobre ellas, plagándolas de ingenios hidraúlicos; hasta llegar a ser aprovechada en forma de embalse, para el abastecimiento de la zona centro de Asturias y la producción eléctrica. Nada en este Parque Natural se escapa al dominio del agua.
El Parque destaca por sus bosques, que ocupan casi en 45% del territorio, con el haya como protagonista en extensión y belleza; y, cómo no, los robles, acompañados de los avellanos, y los castaños, dominantes en las zonas bajas de laderas. Matorrales, brezales… y para completar el cuadro, los prados.
En Redes se encuentran al menos siete de las especies incluidas en el Catálogo Regional de la Flora Vascular Amenazada de Asturias: el acebo, el tejo, el junco lando, el helecho juncal, el narciso de Asturias, el narciso trompeta y el licopodio alpino.
Y en esos bosques, en las crestas de las montañas, en los praderías, habitan la mayor parte de los vertebrados descritos en Asturias: 50 especies de mamíferos 130 de aves, 10 de anfibios y 4 de peces.
¿Eres de los que te gusta observar fauna? Aquí va una pequeña lista: oso, lobo, zorro, rebeco, ciervo, corzo, desmán, águila real, alimoche, buitre, halcón peregrino, pito negro, treparriscos, gorrión alpino… además de las aves asociadas al mundo acuático .
Como sabrás, y para no perder la magia, la observación deberá de ir acompañada de conocimiento, destreza, y una buena dosis de fortuna.
Viajar a Redes significa meter en una coctelera todos los ingredientes precisos para obtener una experiencia ecoturista inolvidable.
El Parque Natural de Redes te ofrecerá siempre la frescura de un primer encuentro, sin importar las veces que te hayas adentrado en él.