Patrimonio cultural
En un territorio tan aislado, donde los cambios son la excepción y se producen lentamente, las viejas tradiciones perduran de manera natural.
En Ponga se mantienen diversas tradiciones de origen indeterminado que regulan aspectos de la vida cotidiana, como el aprovechamiento de los pastos comunales, las concesiones de lotes de madera para los vecinos, las limpiezas o acondicionamiento de los caminos (sextaferia) y las labores de cuidado del ganado.
También se conservan antiguas tradiciones festivas, como la fiesta del Aguinaldo, celebrada en varias localidades ponguetas, siendo la más conocida la de Beleño. Probablemente de origen prerromano, esta fiesta simboliza la renovación, la prosperidad y el paso de la niñez a la edad adulta.
En la madrugada del Año Nuevo se celebra el sorteo que empareja a los mozos y las mozas. El varón debe hacer un obsequio a la moza, y ella le corresponde invitándolo a comer. Al mediodía, los mozos salen a caballo a recorrer las casas del pueblo, pidiendo el aguinaldo y deseando salud y prosperidad a los vecinos. Mientras tanto, aparece la figura del Guirria, un personaje mitológico disfrazado con careta y capirote, que recorre las calles persiguiendo a las mujeres para abrazarlas y a los hombres para marcarlos con ceniza. Todo el pueblo participa en esta fiesta, que culmina con la cena de los mozos organizada con el dinero recaudado.
El Guirria es un personaje enigmático de orígenes inciertos, vinculado al carnaval (los Guirrios en el Antroxu) y a las fiestas de época romana, donde "guirria" significaba "el que salta de gozo". Su misión consiste en entrar en todas las casas del vecindario para abrazar y achuchar a las mozas y mujeres, siempre con el consentimiento de los varones. Realiza su recorrido de manera libre, sorprendiendo a los vecinos al entrar por puertas traseras, ventanas o corredores.