Parque Natural
En el límite sur de la provincia de Ciudad Real, nos encontramos con tres grandes unidades naturales, cuya riqueza paisajística cautiva de un solo vistazo: el macizo de Sierra Madrona, la Sierra de la Umbría de Alcudia y el Valle de Alcudia. Un extenso territorio que alberga importantes valores patrimoniales configurando un espacio natural protegido por descubrir, el Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona.
La diversidad geológica de la región promueve la conservación de ecosistemas como bosques, dehesas y matorrales, que albergan especies emblemáticas como el lince ibérico y el águila imperial. Además de su rica fauna, cuenta con yacimientos arqueológicos, arte rupestre y patrimonio cultural relacionado con la economía tradicional. Este entorno ofrece una conexión única con la cultura rural y las tradiciones locales. Es un destino perfecto para quienes buscan explorar la naturaleza y la historia de la zona. ¡Una experiencia que no deberías perderte!
Los numerosos senderos y miradores del Parque Natural del Valle de Alcudia y Sierra Madrona. 150.000 hectáreas de naturaleza casi virgen que te asombraran por su impresionante biodiversidad, buen estado de conservación y alto valor paisajístico.
Los espectaculares cielos nocturnos Starlight, y el avistamiento de aves, como la colonia de cernícalo primilla del casco histórico de Almodóvar del Campo, la única ZEPA URBANA de toda Castilla – La Mancha.
Las magníficas muestras de arte rupestre esquemático como la de Peña Escrita en Fuencaliente, enclavadas en parajes inolvidables con vistas panorámicas.
Los vestigios del importante patrimonio minero arqueológico, como atestiguan las Minas del Horcajo o la famosa antigua ciudad romana de Sisapo.
El Geoparque Volcanes de Calatrava Ciudad Real, descubriendo el volcán más antiguo del Campo de Calatrava “El Morrón de Villamayor” o lagunas hidromagmáticas en lo alto de una sierra como La Laguna de la Alberquilla.
El patrimonio vivo de la trashumancia, a través de su red de vías pecuarias, fruto de una tradición secular que modeló el paisaje del afamado Valle de Alcudia. No te pierdas la oportunidad de adentrarte en su historia. Descubre cómo pastores y rebaños recorrían estos ancestrales caminos pecuarios, en donde las ovejas engordaban con solo lamer sus pastos.
Una muestra de puntos de interés ecoturísticos en donde la biodiversidad en simbiosis con su historia conforma unos paisajes culturales llenos de vida.
¡Esto y mucho más, amigo ecoturista, es tu destino de experiencias auténticas de ecoturismo, el Valle de Alcudia y Sierra Madrona!
La presencia de una cubierta vegetal continua, extensa y diversa, el relieve intrincado, el estado de conservación de los hábitats y la baja tasa de ocupación, ha generado una enorme riqueza faunística, encontrando algunas especies amenazadas y representativas del bosque mediterráneo. En el Valle de Alcudia y Sierra Madrona se encuentran importantes espacios protegidos que son imprescindibles para la conservación de especies emblemáticas como el águila imperial ibérica, el buitre negro, la cigüeña negra, el lince ibérico y el águila perdicera.
Existe una diversa comunidad de quirópteros por los que se han declarado varias Microrreservas. Los puntos de agua posibilitan la presencia de una gran variedad de anfibios, como el sapillo pintojo meridional y el sapillo pintojo ibérico, endémicos de la península ibérica. Habitan especies de invertebrados indicadores del buen estado de conservación de las masas forestales.
Supone un gran refugio para numerosos hábitats y especies del genuino bosque mediterráneo, encinas, alcornocales, acebuches, quejigos y robles, formando masas puras o mixtas estableciendo su territorio en función de la temperatura, la altitud y las precipitaciones. En las zonas más bajas, destacan las dehesas y majadales, estrechamente dependientes de un manejo silvopastoril tradicional.
Existen algunas especies de flora que mantienen en este espacio las únicas poblaciones de Castilla – La Mancha, como la Centaurea citricolor.
El Valle de Alcudia y Sierra Madrona destaca no sólo por su rico y variado patrimonio cultural, sino además por su impresionante marco cultural, claro exponente de nuestro monte mediterráneo, enmarcado en un hermoso paisaje de crestas, valles y gargantas y de un mosaico de colores, donde las encinas, alcornoques, quejigos y robles tapizan el terreno.
La zona presenta un número muy importante de puntos de interés geológico de diversa naturaleza como hoces, cañones y cluses fluviales, cascadas naturales, humedales estacionales o permanentes, pedrizas y crestones cuarcíticos relevantes, escarpes naturales, cavidades naturales, formas de origen volcánico y formas periglaciares pleistocenas notables.
La integración de todos los elementos naturales da como resultado unas unidades paisajísticas de acusada personalidad, destacando el Valle de Alcudia y el Macizo de Sierra Madrona Quintana, de un alto valor ecológico.
Unas formaciones geomorfológicas de alto valor estructural paisajístico, botánico y faunístico son las Hoces, fruto de grandes procesos de erosión remontante que han fraccionado distintas unidades paisajísticas, caso de la Hoz del Montoro, de Riofrío, del Jándula, del Fresneda o la Hoz de Valdoro.
Otro elemento característico y puntual dentro de este conjunto de formas de modelado del relieve, es un número de edificios volcánicos, única zona volcánica de la meseta, cuyo núcleo principal se encuentra en el Campo de Calatrava, base principal del reciente Geoparque Volcanes de Calatrava Ciudad Real. Destacando los Monumentos Naturales de Los Castillejos Volcánicos de la Bienvenida, la Laguna Volcánica de La Alberquilla y el Volcán de Alhorín.
Su evolución histórica define la singularidad del Valle de Alcudia y Sierra Madrona. La importancia de sus recursos mineros permitió el asentamiento de civilizaciones como la íbera o la romana, como lo demuestran los importantes yacimientos arqueológicos relacionados con el Patrimonio Minero de la Bienvenida (SISAPO), Valderrepisa o Minas de Diógenes. Previos a estas culturas, la Comarca estuvo ocupada por poblaciones desde el neolítico que dejaron importantes manifestaciones pictóricas rupestres, existiendo más de 100 yacimientos de este tipo. La extraordinaria importancia de la trashumancia y la red de vías pecuarias permiten el mantenimiento de usos, costumbres y edificaciones de los pastores trashumantes. Otro elemento peculiar lo constituyen las Ventas, que hasta el siglo XVIII jalonaban el Camino Real de Toledo a Córdoba como la Venta de la Inés.