El País de la Plata
Nuestra historia minera
Con este nombre nos referimos a los pueblos y paisajes transformados por la actividad de la minería de la plata alrededor de Hiendelaencina en el curso del río Bornova en la zona nororiental del parque natural y en la vertiente sur de la Sierra del Alto Rey. Los pueblos de esta comarca son los pueblos típicos de la Arquitectura Dorada (gneis y cuarcitas).
Su historia, su imagen y la observación del paisaje están ligadas a sus Minas de Plata que, tiempo atrás, le dieron un esplendor a la comarca. Su aspecto está horadado por las oquedades tras las que se esconden las construcciones mineras, las ruinas y los pozos.
Por sus características geomorfológicas (gneis y cuarcitas) es un territorio duro, abrupto y seco, con una vegetación de robles melojos, encinas y arbustos como tomillos, rosales silvestres y jaras, que resiste las inclemencias climáticas de inviernos fríos y veranos calurosos y vegetación de ribera, sauces y chopos en las orillas de los ríos y arroyos.
Esta comarca conoció una transformación fortuita y rápida en torno a 1845 cuando se descubrió plata en su subsuelo. Esta actividad industrial atrajo a miles de personas para trabajar en sus minas lo que modificó tanto la fisonomía de sus paisajes (malacates, pozos, fábricas de beneficio…) como de su economía con la apertura de nuevos negocios o de su núcleo urbano con el nacimiento de un nuevo pueblo, lo que se conoció como la fiebre de la plata.
Hoy en día persisten los vestigios de este pasado glorioso y varias sendas nos llevan a ver los antiguos malacates, pozos y fábricas de beneficio por las afueras del pueblo o presas y centrales eléctricas en el curso del río Bornova. El museo de la minería de la Plata, que es también el centro de Visitantes del Parque Natural Sierra Norte de Guadalajara, nos cuenta esta fascinante historia.