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Parque natural sierra de aracena y picos de aroche

Encanto en cada estación

Descubre la magia de la Sierra de Aracena todo el año

Al norte de la provincia de Huelva, y en el Oeste de Sierra Morena, existe un parque que despierta emociones, donde el modo de vida tradicional convive en perfecta armonía con el entorno natural.
 
En un paisaje salpicado de multitud de pueblos de casas encaladas y tejados rojos, el tiempo parece haberse detenido, para guardar como un tesoro antiguas tradiciones y una cultura forjada con siglos de convivencia con diferentes civilizaciones; para preservar un ecosistema único en el mundo, la dehesa, en la que ser humano y naturaleza se han unificado, logrando una alianza que ha permanecido durante generaciones. 
 
Rincones de ensueño, senderos, aromas y sensaciones te esperan entre las ancestrales dehesas y los históricos castañares del Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche.

Multitud de senderos, sombreados por castañares y majestuosas dehesas de encinas, alcornoques y quejigos, unen numerosos pueblos blancos preciosos con mucha historia. Paisajes verdes durante todo el año, difícil de imaginar al sur de la Península Ibérica.

 

Siglos de exquisita convivencia de la población local con el territorio han hecho posible el desarrollo de actividades tradicionales, que han dado lugar a un patrimonio tan variado como valioso, presidido por una sorprendente y riquísima gastronomía, que preside el cerdo ibérico en su interpretación más artesana, junto a variedades micológicas y botánicas de gran interés natural y culinario.

 

Fotografías: Javier Vázquez

Autor: Javier Vázquez
Autor: Lynxaia

Visitar el Parque Natural Sierra de Aracena y Picos de Aroche tiene un encanto especial en cualquier momento del año. Si bien el otoño es la época más conocida, donde la caída de la hoja del castañar muestra tonalidades sorprendentes de ocres y marrones, la primavera trae una explosión de colores que sumergen al ecoturista en sensaciones únicas que aportan las numerosas especies florales, arbóreas y arbustivas que bañan estas cumbres y valles.

La micología reina en ambas épocas. El estudio y la recogida de sus 500 tipos de setas toma una importancia especial, tanto en la actividad rural, como en la gastronomía de esta comarca.

El verano aporta el frescor de un clima más propio del norte que del sur. Y es que la zona occidental de Sierra Morena, donde se enclava este paraíso natural, se encuentra batida por los vientos del Océano Atlántico, que aportan el frescor y la humedad necesarias para que crezca y se mantenga este oasis de monte mediterráneo.

 

Las condiciones climatológicas y la fertilidad de los suelos, han hecho posible la implantación de un mar de huertas pequeñas, que se reparten por múltiples poblaciones, enriqueciendo el paisaje y la gastronomía del suroeste peninsular. Sus productos pueden degustarse en la hostelería local.

 

En invierno, los colores cambian para transformar las cumbres serranas en un paisaje que invita a explorar y descubrir sus bosques. Los castaños, desprovistos ya de hojas, ofrecen un paisaje romántico y misterioso. En la dehesa, reina el cerdo ibérico y su tradición gastronómica y cultural más arraigada.

 

Este Parque Natural cobija a pueblos blancos de calles empedradas, en las que la historia se hace presente a través del patrimonio cultural y etnológico que sus habitantes han sabido preservar como el valioso tesoro que es. Las fachadas encaladas de las casas se derraman entre amplias dehesas de encinas y alcornoques, olivares ecológicos y castaños.

 

Los grandes valles se encuentran surcados por mágicos barrancos, por los que discurren las riberas que traen el sonido del agua cantarina: la del Chanza, el Múrtiga o la Ribera de Huelva. Esta agua, protagonista absoluta del paisaje serrano, ha esculpido el paisaje exterior e interior de la Sierra de Aracena. En las cimas calizas ha logrado obras espectaculares, como la Gruta de las Maravillas, en Aracena, o los travertinos de Alájar y Zufre.

 

Fotografía: Lynxaia

La fauna y flora de este destino ecoturístico forman parte de la gran riqueza natural de este enclave. La dehesa domina el paisaje, con encinas y alcornoques a los que acompañan quejigos, madroños, lavanda, lentisco y diferentes especies de jara. Encina y alcornoque dominan un bosque adehesado que, allí donde se cierra, viene acompañado de un sotobosque formado por madroños, lavanda, lentisco, majuelos y distintas especies de jara y enebro.

 

En la zona central, el roble melojo y el castaño cierran la vista en una de las mayores masas boscosas de toda la Península Ibérica.

 

El buen estado de estos montes les permite ser el hábitat ideal para una importante comunidad de rapaces, entre las que se encuentra el buitre negro. Aquí se encuentra la mayor colonia en Europa de este gran representante de las aves carroñeras. Compañeros de hábitat son mamíferos como el jabalí, el ciervo o la jineta.

 

Este tesoro natural que el viajero encuentra en este espacio protegido permite el desarrollo de una interesantísima y extensa gama de actividades ecoturísticas que pueden desarrollarse con el servicio de profesionales que han sabido conjugar el más absoluto respeto y cuidado medioambiental, con el disfrute en este paraíso.

Autor: Javier Vázquez
Autor: Javier Vázquez

Para conocer este rincón mágico en el sur, empresas exquisitamente respetuosas con la sostenibilidad y el medio ambiente han desarrollado actividades y alojamientos donde el trato amable con el visitante es una de sus muchas cualidades.

 

Desde casas rurales de categoría básica, hasta hoteles de cuatro estrellas o establecimientos boutique, el destino Sierra de Aracena y Picos de Aroche ofrece una amplia gama de alojamientos, que pasan por diferentes modalidades de casas tipo b&b, apartamentos rurales, hostales y hoteles de distintas categorías, que se adaptan a la experiencia que el viajero prefiera vivir. En el campo o en alguno de los 29 pueblos que conforman este Parque Natural, alojarse en este destino ofrece sensaciones inolvidables.

La gastronomía muestra el carácter y la historia de los habitantes de este territorio. Desde el mundo del cerdo ibérico y todo lo que él hace posible en las cocinas serranas, hasta los sabores y olores que aporta la amplia variedad de setas comestibles que se crían en el suelo de esta zona, pasando por las exquisiteces que ofrecen las huertas las queserías locales, las cartas de bares y restaurantes no dejan impasible a ningún visitante.

 

Y para visitas a medidas, agencias receptivas, completamente vinculadas a los criterios de sostenibilidad, ofrecen paquetes personalizados que sorprenderán a los más curiosos.

 

Fotografías: Javier Vázquez y Babel Nature

Autor: Javier Vázquez
Autor: Babel Nature

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